Despierto de la tregua
y veo surcos malheridos por malarados.
Nadie hila con el sonido de nuestros nombres
No hay memoria que desatar ni futuro que tejer.
No fuimos Adán y Eva…
¿Quiénes susurrarán nuestro encuentro?
¿Cuántos desbordarán nuestro recuerdo?
Aquí estamos,
Intangibles en la inútil desnudez del abandono