No te desesperes,
-duele-
Duele aún más que el sonido de la madera
cuando por primera vez
escuchas el agónico gemido
del primer puñado de tierra al caer.
Un recuerdo que como una astilla
clavada bajo la piel
Un féretro lleno
Una caja vacía
Oídos que escuchan con
ojos de niebla los
sonidos callados y sus
sueños envueltos en recuerdos
que hoy son pesadillas.
¡Maldita madera de agonía!
te observo entre tierra y grava,
¡Alteré el calendario
para impedir la partida
de aquel conocido viajero
hacia cielos abiertos,
que huyó ante mi intento de retenerlo!