Se resguarda lejos, fuera del camino, como piedra caliza entre arbustos erguidos que presumen aromas y matices. Mientras tanto, impávido, como lanza apuntando al cielo sin blindaje alguno, no se esconde ni desaparece.
¡Es un sobreviviente!
Actúa como protagonista en la obra de la vida escrita por la naturaleza, donde nunca en el guión el fuego fue concebido. El escenario es un subir y bajar de colinas ariscas, de insultos y risas forzadas, y así, sin mas, entre ellos habita. Nunca tras bambalinas.
Se recrea en el aire y en su manto, en la libertad y en su arraigo.
No huye aunque se sabe diferente.
Cubierto de amor y de plata, lanza al mundo su grito, y es en ese instante cuando se escucha su canto…
¡Estoy vivo!.