Le encontré en el cielo de su jardín, entre las sombras, donde el árbol se sostiene con las raíces que el cielo toca.
Conviví entre manzanilla y eneldo, entre el peso de las flores y el canto de los nidos.
Sembré un flamboyán con un trozo de su uña.
No florece su llama y muere lento junto a quien de sombra le despoja.
El colibrí, se posa cerca de las flores (que no existen ) y liba la miel de sabor amargo (que si existe).