Hoy guardaré todas las pulsaciones
en la caja donde está el viento,
la memoria y tres de los diez sueños
que tuve anoche.
Fui dueña de mi casa de cristal.
Desperté,
pensando en los dedos incendiarios
que me tocaron.
Se abrió la herida azul
y después
no existieron más los sueños.