Hoy, cerca de la fecha en que recordamos el día que falleció, quiero dejar este pequeño homenaje a una de las mujeres que mas admiro en la historia.
«A la puerta del templo nocturno
La madre tarde canosa
Apoyada en su cansancio
Deja en su alcancía la única moneda»
Pablo Antonio Cuadra
Entre sílabas de pan entró del cielo
para abrir la puerta de un siglo caído,
salvar el eterno paréntesis de los cuerpos
sin amparo
y las cuatro sombras de castigo,
como frutos negros
de un árbol
en sangre enraizado.
Caminó más lejos,
más allá de su cuerpo,
donde lucha el gigante
cuando evoca al cielo;
apoyó con su amor
-en su maternidad dormida-
al hijo,
al hermano,
a la madre
a la amistad
y a la tierra;
dejó pasar los caminos
y tendió la mano
en claridad y vida.
Cariátide de la historia,
crepúsculo de ojos cenicientos,
con brillo de una corona
de pureza
y vestida de gala que ciñe sueños,
quedó en el silencio eterno
cobijando a Calcuta y al mundo.