Te regreso tus sueños.
No descansaré sobre la escarcha
ni compartiré el destierro
tras la ventana lacrada.
Perteneces a las arenas heladas,
a los miedos ahogados,
durante el fuego de una madrugada.
cielos de poros sangrantes en el véspero
del insomnio infinito.
No acepto tus sueños;
son navajas que acarician mi carne,
rayos que aturden sentidos,
mieles que producen delirios.