Te regreso tus sueños.
No descansaré sobre la escarcha
ni compartiré el destierro
tras la ventana lacrada.
Perteneces a las arenas que invaden
los miedos ahogados,
durante el fuego del anochecer.
Cielos de poros sangrantes en el véspero
del insomnio infinito.
¡No acepto tus sueños!
son navajas que acarician mi carne,
rayos que aturden sentidos,
mieles que producen delirios.