Los Cuentos de Hadas
¿Son válidos en ésta época y sociedad?
Pasado y presente
Considerada como “la literatura para niños” por un período dominante de la historia, los cuentos de hadas han ganado una renovada importancia en los últimos 20 años tanto como inspiración para la literatura por ser un entretenimiento tanto masivo como lucrativo.
Pero en realidad, ¿Qué es lo que nuestros niños aprenden con su lectura o al escucharlos de los labios de sus padres o maestros hoy en día? ¿Al verlos en el cine o en su casa sentados cómodamente frente a su propia televisión?
Los “Cuentos de Hadas” o llamados también “Cuentos Fantásticos” tienen algunas características en común:
¿Cuáles son las características que definen a un cuento de hadas?
-En primer lugar, se trata casi siempre de una narración corta, a veces incluso menor que una página.
-En segundo lugar, son historias conocidas o verificables porque han sido pasadas de generación en generación. El género pertenece al reino general del folclore. Muchos cuentos de hadas son atribuidos a la tradición oral.
-Una tercera característica es la similitud de los temas, es decir la combinación y recombinación de tramas y personajes, instrumentos e imágenes.
-En cuarto lugar, el entorno del cuento se logra por el lenguaje. Consiste sobre todo en actos de imaginación, pues es expresado en un estilo totalmente simbólico. Sus componentes incluyen ciertos personajes típicos: madrastras y princesas, duendes y gigantes y ciertos motivos recurrentes: llaves, manzanas, espejos, anillos y sapos.
– Una quinta característica, es que dibujan tramas que prometen todo tipo de riqueza o la esperanza de librarse de la pobreza, el maltrato y la subordinación desde lugares mágicos. El héroe o la heroína se enfrentan a odiseas, terrores y desastres en un mundo que, si bien es parecido a la existencia humana, difiere considerablemente en la forma como funciona, llevando a los protagonistas a otros sitio donde las maravillas son comunes y los deseos son cumplidos.
– Y una sexta característica es catalogada como el «Final Feliz». Sello del género.
La suspensión de las leyes naturales de la física produce un estado de irrealidad y es a través de ésta narrativa como llega a maravillarnos y asombrarnos.
Los estudiosos de los cuentos de hadas distinguen entre las historias populares y las literales. Las primeras, habitualmente anónimas y sin fecha, y las segundas, firmadas y fechadas.
Pero, incluso cuando se hacen todos los esfuerzos por mantener las dos ramas separadas, los cuentos de hadas insisten en convertirse en un solo tipo de literatura.
Autores de historias nuevas inventadas como Charles Dickens y Charles Kingsley, George Eliot, E Nesbit, y JRR Tolkien, no escriben cuentos de hadas como tales, pero adoptan y transforman sus elementos, por ejemplo: alfombras voladoras, anillos mágicos o animales que hablan.
De esa manera suman diversión a los lectores al apelar directamente a la sabiduría compartida del código de la fantasía.
Pero…volviendo a la pregunta inicial ¿Son estos cuentos los adecuados para enseñar y dirigir a los niños hacia el mundo en el que vivimos, dónde la realidad nos hace eco en todo momento? Para ser testigos, no tenemos mas que encender la televisión y ver los noticieros u observar la realidad que se vive en la calles.
Los medios de comunicación traen nuevas diversiones y posibilidades, nuevas opciones y aún así el daño que pueden causar mantiene a los padres y educadores en un estado de alerta continuo.
Por lo tanto: ¿Qué es lo que debemos ofrecer a los niños? ¿Cuál es el mejor camino para llevarlos de la mano hacia la fantasía necesaria para su crecimiento y que mas tarde requerirán para su maduración, al mismo tiempo que son parte indivisible de su diversión?
¡Después de todo, son niños, y los niños necesitan y gustan de los cuentos!
Tal vez, seamos nosotros los padres y madres, abuelos y abuelas o quizás los educadores, los que debamos dirigir nuestra vista hacia los cuentos que mantienen la magia y la fantasía viva, pero que obligan al protagonista a realizar grandes proezas a través de un importante esfuerzo para que su fin sea logrado. “Las hadas madrinas no existen más, las varitas mágicas no hacen milagros…” Sin embargo un carácter fuerte y templado es capaz de lograr cualquier cosa que se desee.
Esto no significa que el mensaje deba estar implícito en el cuento, ni que se opte por la fábula, pero sí que “ese cuento” contenga características y descripciones que eleven al protagonista a ir un poco mas allá de sus capacidades y gane méritos con su propio esfuerzo para salir adelante.
Es básico que durante la narración se destaque la importancia del valor de la amistad, de la familia (si es que el caso lo requiere), que la imaginación vuele y revolotee por sobre las copas de los árboles y convierta al narrador en ese ser, que lejos de repetir antiguas historias, (ya que muchas de estas provienen desde la época medieval) voltee a su alrededor y localice los temas y las tramas que atraigan la atención de los niños además de las necesidades actuales.
No se trata de educar al “estilo Plaza Sésamo” ni de dejar mensajes imborrables e inapelables como lo hacen “las fábulas”, sino de ser capaces de manejar la imaginación y la credibilidad de la mente infantil para lograr esos “finales felices” a través de constancia, valor, amor, cariño y compañerismo.
En muchas ocasiones es posible dejar a los mismos niños ser los narradores a través de técnicas muy sencillas: dibujos, colores, frases dichas al azar o historias reales adaptadas a la edad y capacidad del menor.
Las princesas son bellas “modelos u obras de arte” donde la virtud y la belleza sobresale. Los príncipes, “son valientes y apuestos jóvenes” capaces de llegar a cualquier extremo para conseguir el amor.
¿Y los seres humanos comunes y corrientes? ¿Qué debemos hacer para obtener lo que deseamos? Utilizar el ingenio y la fortaleza.
¿Suena sencillo, pero… lo es?
Esta pregunta que queda abierta para todos aquellos que tenemos cerca niños y niñas con quienes compartir historias. Ser los testigos de su asombro y formar parte de este, dejándolos ser al mismo tiempo, parte de su ingenio e imaginación.
Dejo un cuento que he repetido cientos de veces, a las mismas niñas, donde intento que los valores sobresalgan y sean parte de su lucha por una vida mejor y sobre todo, que entiendan que son ellas, y solo ellas, las que resolverán los obstáculos que la vida presenta.
Contar un cuento el día de hoy, es realmente, mostrar un camino con la ilusión de la fantasía y el deseo de ser una mejor persona a través de la magia, si, de la magia de ser nosotros mismos: seres humanos capaces y solidarios.
Va una mariposa bella
volando de rosa en rosa,
de una en otra afanosa
corre una niña tras ella.
Una bella mariposa, camina sin saber volar, llevando cerradas sus primorosas alas.
Una gusanito amiguero a quien todos conocen como el increíble Tito, se acerca a y le pregunta (como aquél que sabe, pero no quiere saber de más):
-¿Porqué no vuelas bella mariposa Rosa, sino que como yo, te arrastras por sobre la tierra? Pareces un gusanito con una carga sobre tu espalda.
-Perdona, no es que no quiera hacerlo, simplemente no aprendí a volar y es por eso que camino muy bajito y sobre mi cuerpo llevo esta enorme carga.
-No temas, bella mariposa, que el gusanito Tito, tu servidor, te ayudará.
Y así ambos caminaron hacia el País de las Mariposas, donde allende reinaba la conocida Reina Morgana.
Llegaron los dos cansados y ambriento cuando sus ojos abrieron al ver tanta belleza volar de flor en flor.
-¿Adonde podemos encontrar a la Reina Morgana?
Preguntóle Tito a un guardia.
-¡Arriba en su Castillo! solo vuelen muy alto y allá ella les recibirá.
Tristes y cabizbajos los amigos se alejaron y despacio subieron la cuesta hasta que al castillo llegaron.
-Saludos bella Morgana, soy el gusanito Tito y ésta, mi amiga la hermosa mariposa Rosa.
-Y que les trae hasta aquí?
Preguntó Morgana muy intrigada.
-Soy una mariposa que no puede volar y vengo a pedir tu ayuda bella Morgana.
Tito, asustado se escondió tras la mesa, pero emocionado preguntó… casi callado:
-Puedes ayudarla bella Morgana?
-¡Claro que puedo, que por algo soy la Reina!
Les contestó alterada.
Y mandó a sus emisarios traer dos mariposas lilas, que trabajando con Rosa le enseñaron a abrir sus alas y después, cuando al fin subían y bajaban ambas al compás y sin deriva, se dio cuenta Rosa que podía acariciar el viento y salir volando sin temer una caída.
Tito, orgulloso la veía y la mariposa Rosa desde lejos le decía: ¡Gracias amigo mío por haberme enseñado que todo, aún lo que creemos imposible, hasta en las alturas es factible!
Juntos los amigos, uno arriba y otro abajo, a sus tierras regresaron y cada uno volvió a su vida, dejando de lado lo vivido, pero nunca la amistad lograda.
Y entre tanta melodía,
tanta corriente murmura,
que es todo el aire frescura,
aroma, luz y armonía.
Y tiernas flores hollando,
frescas auras batiendo,
la niña sigue corriendo,
y la mariposa volando.