Y estuve entre las sienes que te enmarcan sin sentirme prohibida,
en espera de escuchar mi nombre con forma de tiempo entre tus dedos.
Sentí la vida que daba vuelta en mi cintura para poder mirarme de frente.
Me detuvo el sereno en el amanecer agotado y tuve la necesidad de azul,
de ofrendar mi piel en sacrificio.
Estuve, sentimiento ligero.