Se instalaron los infames augurios
sobre pétalos terciopelo
cuando venció una vez más la oscuridad.
Intenté volver sin vida
y retroceder el ansia
-tulipán fracturado-
Y sin embargo nuevamente amaneció,
el deseo en sorbos desgajado
huyó con el rocío de la madrugada.
Pero tú,
no perdonas los rumores invadidos de discordia.