Es más difícil leer el silencio que mil palabras de virtud entre líneas.
Más certero definirlo que ordenar y entender lo dicho.
Sólo aquél que le escucha reconoce su fuerza y lo practica.
Triunfa el no decir, a decirlo todo. Emitir un juicio que no deje rastro ni huella.
El no decir significa más que un discurso estructurado.