Eres tú
el tiempo de un teatro vacío,
el reflejo del cristal francés
las puertas que unen la tierra.
Eres
figura altiva en rancios salones
y en la estación del tren
con el adiós a tiempo
y ojos empañados
eres tú
una estela, una impronta
y serás tú -siempre- la arteria donde palpite nuestro engaño