un verso tan bello, como la tierra que me
evade.
Que se ahogue la luna en el cielo
y se incendie el mar
para que ya no se oculte nada
y logremos mirarnos todos, iguales;
que se extiendan los bosques
y se vuelvan lodo los desiertos
para derramarnos en lagos y lagunas
y nadie con pensamientos chuecos
logren dar un solo paso.
Que el asfalto se derrita por completo,
que el cemento se convierta en girasoles
y se vuelva humo la sabiduría;
¡que vuele por el aire!,
para que se deje por fin
vivir en paz, al planeta.
Mario Islasáinz.